LIBRE DE FUMAR EN SOLO DOS SESIONES EFT


Ana Olivas comparte con todos los seguidores de este boletín una experiencia tan alentadora en el tratamiento del tabaquismo. Este artículo da frases muy detalladas para ayudar a cualquiera a dejar de fumar – si quiere! Escribir a Ana.


Por Ana Olivas

Luz (nombre ficticio) me contactó porque “una amiga, cliente mía, había insistido en que lo hiciera” ya que le habían salido unas ronchas rojas en la cara, sobre todo alrededor de la boca, la nariz y los pómulos a causa de una alergia a la nicotina.

Me comentó que fumaba casi dos paquetes diarios; pero eso no sería lo peor, sino que, en su intento por dejar de fumar, llevaba puestos parches de nicotina y masticaba continuamente chicles de nicotina. Estos medicamentos no sólo no la ayudaron a dejar de fumar, sino que la produjeron esa alergia por intoxicación por las grandes cantidades de nicotina que tenía en el cuerpo. Había intentado varias veces dejar de fumar, pero sin lograrlo y cada vez estaba más “enganchada” a la nicotina.

Le pregunté si ella estaba segura de querer dejar de fumar. La pregunta la molestó, me contestó desagradada que ¡quién no querría dejar de fumar sabiendo como sabemos lo mal que nos hace! pero que no tenía fuerza de voluntad y que se sentía frustrada y estúpida por no dejar de fumar.

La contesté que realmente nuestro consciente lo tiene muy claro, pero que lamentablemente es nuestro inconsciente el que no siempre está de acuerdo. Le hablé de que ni la fuerza de voluntad ni la inteligencia o estupidez tienen nada que ver con el tabaquismo y comenté cómo las resistencias y los beneficios secundarios hacen que sea tan difícil romper con la esclavitud del tabaco.

También le pregunté si creía que EFT le podría ayudar y me hizo un gesto muy significativo de “lo dudo muchísimo” y añadió que había hecho un montón de técnicas y ninguna le había funcionado. La que mejor le había funcionado estuvo 2 meses sin fumar con mucha ansiedad, incluso con insomnio, hasta que “se hartó de sufrir y se puso a fumar de nuevo.”

Le comenté que había muchas experiencias positivas de personas con adicción al tabaco que habían dejado de fumar para siempre sin el menor esfuerzo y le pregunté si quería intentarlo ya que, en todo caso, EFT no tiene efectos secundarios negativos, así que no perdía nada.

No se la veía en absoluto entusiasmada ni esperanzada en que el tratamiento le hiciera efecto, pero si estaba allí era porque de alguna manera tenía esperanzas, así que, sin más, comenzamos. Hice una pequeña introducción sobre qué es la técnica EFT y en qué se basa y cómo funciona y pasé a explicarle la parte del golpeteo con los dedos.

Empezamos a trabajar la primera resistencia: el creer que EFT no le ayudaría, con frases tipo:

Aunque no creo que EFT me ayude a dejar de fumar, me amo y me acepto profundamente.
Aunque esto no va a servir para nada… Aunque me siento ridícula dándome golpecitos que no sirven para nada… Aunque esto no creo que funcione porque ni siquiera me han funcionado los parches y los chicles… Aunque me parece imposible que esto funcione… Aunque dudo mucho que esto sirva para algo… Aunque sería un milagro y no creo en los milagros… Aunque esto me parece un engañabobos… Aunque esto le servirá a otros que no estén tan viciados, pero a mí no…

Al cabo de varias rondas pasó de 10 a 0, su cara se transformó, de un ceño fruncido y un rictus amargo, pasó a una cara relajada y serena. Me dijo que, para su sorpresa, sentía que quizá, tal vez, EFT le pudiera ayudar. “En realidad,” me confesó, “es increíble, pero por primera vez en mi vida, estoy convencida de que sí puedo dejar de fumar.”

A continuación seguimos con las resistencias a perder algo que había formado parte de su vida tantísimos años (desde los 16 a los 58 años)

Aunque me resisto a dejar mi cigarrillo… Aunque me siento traidora si dejo mi cigarrillo… Aunque me niego a dejar mi cigarrillo… Aunque me niego a dejar a mi amigo… Aunque cuando tengo ansiedad mi cigarrillo me ayuda… Aunque cuando me siento sola tengo a mi cigarrillo… Aunque mi cigarrillo es mi más viejo amigo… Aunque siempre ha estado conmigo mi amigo el cigarrillo… Aunque nunca se me olvida mi amigo el cigarrillo… Aunque me resisto a dejar el cigarrillo, elijo pensar que puede que algún día ya no lo necesite. Elijo pensar que quizá algún día pueda dejar a mi cigarrillo. Elijo pensar que quizá algún día deje de fumar.

Me comentó muy contenta que se le había pasado la ansiedad y que en esos momentos no necesitaba fumarse un cigarrillo.

Al terminar la sesión concertamos una cita para la semana siguiente. El día anterior me llamó para anular la cita, porque tenía otra cosa ineludible y que ya me llamaría para concertar una nueva cita, porque en esos momentos no sabía cuándo podría.

Le pregunté cómo había pasado la semana. Me contestó que se le habían acabado los chicles y que cuando fue a comprar más a la farmacia, esperando su turno, pensó ¿para qué voy a comprar si no los necesito? Y se dio media vuelta y se marchó y no sólo eso, sino que no se había puesto más parches. Todo eso en 6 días.

¡Qué bien! Exclamé, ¿estarás contenta? Sí, me contestó sin el menor entusiasmo. ¿Y la ansiedad cómo va? le seguí preguntando. Estoy bastante tranquila, pero no sé, estoy rara, como enfurruñada, enfadada con el mundo. Tranquila, la animé, puede ser una reacción ante la posible pérdida de tu compañero de fatigas de casi toda tu vida. El próximo día trabajaremos esa parte.

Pasaron tres meses y, aunque Luz no me contactó, supe por su amiga, que los chicles y los parches formaban parte del pasado y que fumaba menos de un paquete diario. Le pregunté cuál era el motivo de que no hubiera vuelto, dados los buenos resultados que había obtenido en sólo una sesión y me contestó que ¡tenía miedo de que la quitara de fumar!

A los pocos días de esta conversación Luz me llamó para concertar una cita. Había hablado con su amiga y se sintió ridícula de no seguir con el tratamiento, que por primera vez le estaba funcionando y que era absurdo no seguir, pero que se había dado cuenta que en realidad en lo más profundo de su ser no quería dejar de fumar y que de alguna manera sentía que yo la quería robar algo.

La dije que esos son los mecanismos que tiene la mente para protegernos. Que ante el miedo al cambio se producen pensamientos de rechazo, mecanismos de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” que nos impiden seguir avanzando; que precisamente el logro de EFT es que es una herramienta muy eficaz para hacer desaparecer esas resistencias al cambio. Aunque reticente y sin estar nada convencida de que quisiera dejar de fumar, se reunió conmigo.

Primero utilizamos frases para sanar las resistencias y la falta de confianza en que funcionara la terapia:

Aunque no quiero dejar de fumar… Aunque dudo mucho que pueda dejar de fumar… Aunque no creo que sea capaz de dejar de fumar… Aunque me parece muy difícil que esto funcione porque tengo mucho vicio con el tabaco… Aunque quizá le haya funcionado a otr@s pero no creo que a mí… Aunque me resisto a dejar de fumar… Aunque estoy totalmente desesperanzada de poder dejar de fumar… Aunque me niego a dejar de fumar… Aunque me parece imposible dejar de fumar…Aunque me parece realmente difícil dejar de fumar… Aunque me da ansiedad pensar que voy a dejar de fumar…

Después frases para sanar los beneficios secundarios:

Aunque me encanta fumar… Aunque es divertido fumar… Aunque me encanta paladear mi cigarrillo… Aunque voy a echar de menos el humo de mi cigarrillo… Aunque me da pena dejar mi cigarrito que me ha acompañado durante tantos años… Aunque he tenido momentos muy agradables de relax fumándome un cigarrito… Aunque el cigarrillo me ha acompañado cuando me sentía sola… Aunque el cigarrillo me ha entretenido cuando estaba aburrida… Aunque fumar un cigarrillo me ha tranquilizado cuando estaba nerviosa… Aunque el cigarrillo me ha hecho corta la espera… Aunque el cigarrillo me ha distraído de pensar en mis problemas…Aunque a veces estaba triste y fumar un cigarrillo me ha consolado…

De nuevo surgieron las resistencias:

Aunque no hago ningún esfuerzo para convencerme de que voy a dejar de fumar… Aunque me niego a dejar de fumar… Aunque me estoy aburriendo con tanta tontería de dejar de fumar… Aunque me canso de decir estas tonterías de dejar de fumar… Aunque no quiero hacer ningún esfuerzo para convencerme de que voy a dejar de fumar… Aunque me están dando muchas ganas de fumarme ahora mismo un cigarrillo… Aunque me niego a dejar de fumar…

De nuevo los beneficios secundarios y el miedo a perder algo importante; el cigarrillo ha pasado de ser algo inanimado, a un compañero fiel a quien no se le quiere traicionar, a quien se teme echar de menos y no poder vivir sin él porque forma parte importante y fundamental de su bienestar emocional:

Aunque el cigarrillo me da la posibilidad de estar conmigo misma… Aunque el cigarrillo me da la posibilidad de aislarme del mundo… Aunque el cigarrillo es una parte de mi vida y le voy a echar de menos… Aunque me asusta tener síndrome de abstinencia… Aunque voy a echar de menos a mi amigo el cigarrillo… Aunque el cigarrillo es uno de los amigos más antiguos y leales que tengo… Aunque me siento una traidora por abandonar a mi amigo el cigarrillo… Aunque me angustia perder a mi amigo el cigarrillo… Aunque el cigarrillo me da la posibilidad de aislarme del mundo… Aunque el cigarrillo me quita la soledad… Aunque el cigarrillo me da la sensación de que no estoy sola… Aunque el cigarrillo me hace compañía… Aunque el cigarrillo me quita el aburrimiento… Aunque el cigarrillo me da un motivo para vivir… Aunque el cigarrillo es una parte de mi razón de vivir… Aunque el cigarrillo es una parte muy importante de mi vida… Aunque el cigarrillo me hace compañía… Aunque no voy a saber qué hacer en vez de fumar… Aunque se me va a hacer largo el día si dejo de fumar… Aunque me tendré que inventar qué hacer en vez de fumar… Aunque me da cansancio sólo de pensar lo que tendré que hacer en vez de fumar…

Y por último la elección de una vida sin tabaco y los beneficios de dejar de fumar:

Elijo dejar de fumar. Elijo prescindir del cigarrillo. Elijo que la ropa, el pelo y el aliento no me huelan a tabaco. Elijo cuidar mi salud. Elijo dejar de fumar. Elijo relajarme sin necesidad de cigarrillo. Elijo tranquilizarme sin necesidad de cigarrillo. Elijo sentirme bien sin necesidad de cigarrillo. Elijo sentirme acompañada sin necesidad de cigarrillo. Elijo divertirme sin necesidad de cigarrillo. Elijo dejar de fumar para sentirme mejor físicamente. Elijo dejar de fumar y utilizar el dinero para algo divertido. Elijo ahorrarme 140 euros al mes.

Esto sucedió en octubre de 2009, hasta la fecha sigue sin fumar y “ni se le pasa por la cabeza” fumarse un cigarrillo. En sólo dos sesiones y a pesar de las resistencias tan fuertes que presentaba, dejó de fumar sin más problemas. Sencillamente “no le apetece fumar” y en cuanto a las ronchas le han desaparecido por completo.

Un abrazo. Ana Olivas

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