La imagen corporal es uno de los factores que determinan el concepto de “autoestima”, que de forma muy simplista podemos definirla como la confianza que tenemos en nosotros mismos y que nos hace sentirnos útiles y valiosos ante nosotros mismos y ante los demás.
La imagen corporal es la percepción más inmediata que los demás tienen de nosotros. Por este motivo, las personas manipulan su aspecto físico, modificando su morfología corporal o seleccionando su vestuario y complementos, en vistas a lograr la aceptación e identificación con las personas que nos interesan y desviarnos de aquéllas que rechazamos. Por este mismo motivo nos encontramos tanto con los que se sobrealimentan como los que pasan hambre deliberadamente.
También, hemos de considerar la tendencia a utilizar el cuerpo como armadura contra nuestras angustias, los que se sienten descontentos consigo mismos se encorvan, provocándose dolores crónicos de espalda. Esto tiene su ejemplo más evidente en los aspectos vinculados a la represión sexual: desensibilizar la piel si percibimos sensaciones agradables, a ponernos tensos si tememos alcanzar el orgasmo, a apretar las piernas para inhibir el deseo sexual. Las personas que se hallan en estado de tensión angustiosa, suelen sufrir de alguna clase de represión ante la expresión de sentimientos normales, especialmente los de tipo sexual.
Modificando nuestra postura a una posición recta y relajada, se modifica la autoestima además de mejorar nuestra salud física y los demás nos perciben de un modo más positivo. Mientras que la persona que se encorva hace un gesto de baja autoestima, provocando que los demás le hagan poco caso o abusen de él, y por lo tanto aumentado su auto desprecio. Una persona tiesa y seca, hace que los demás le eviten en lugar de atraerles.
El hombre parece que se excita fácilmente con la vista, le basta contemplar a una mujer desvistiéndose, un escote o en general un cuerpo femenino con una figura bien definida para sentirse excitado. Parece que en la mujer no suele ocurrir lo mismo, o reacciona de forma diferente cuando contempla un desnudo masculino. Las únicas estructuras musculares que parecen excitar más a las mujeres son los glúteos.
La excesiva preocupación por la imagen corporal lleva a muchas mujeres y hombres a sopesar su éxito de pareja con los cánones de belleza, lo que las conduce a seguir severos regímenes alimenticios y ponerse al borde de la anorexia.
La apariencia física es sólo uno de los factores que atrae de una persona a otra. Una persona que acepta y se siente bien con su cuerpo parecerá más agradable y atractiva a los demás.
Los adolescentes se hallan en un proceso de transformaciones físicas y casi ninguno está totalmente satisfecho del cuerpo que le ha tocado en suerte; desearían ser más altos o más bajos, más gordos o más delgados, rubios o morenos.
La angustia de inseguridad relacionada con el aspecto físico es la que más desordena la vida sexual pero no existe ninguna configuración corporal, por desfavorable que sea, que no pueda compensarse mediante habilidades de tipo social, como la vivacidad, el humor y la consideración.
Las personas con discapacidades más o menos evidentes pueden sentirse diferentes y pensar que los demás también lo crean así, sintiéndose desplazados; pues se ven muy distintos de los modelos físicos que nos ofrecen los medios de comunicación.
Sea cual sea la condición física del cuerpo, sea cual sea la discapacidad, las sensaciones y sueños que experimenta son exactamente iguales a los del resto de las personas. Han de ser capaces de mantener una vida social agradable y poder enfrentarse a los problemas concretos que le pueda ocasionar su discapacidad. No ha de asumir que se verá rechazado por culpa de su cuerpo, han de saber que hay muchas personas que le valorarán como persona y aceptarán su discapacidad como algo normal.